martes, 29 de marzo de 2011

Juan 9. El ciego de nacimiento y los interrogantes de los opresores.

ESTUDIO BÍBLICO:

Juan 9. El ciego de nacimiento y los interrogantes de los opresores.

Curación de un ciego de nacimiento

Vers. 1-5:
Al pasar, vio a un hombre ciego de nacimiento. Sus discípulos le preguntaron: "Maestro, ¿quién ha pecado, él o sus padres, para que haya nacido ciego?". "Ni él ni sus padres han pecado, respondió Jesús; nació así para que se manifiesten en él las obras de Dios. Debemos trabajar en las obras de aquel que me envió, mientras es de día; llega la noche, cuando nadie puede trabajar. Mientras estoy en el mundo, soy la luz del mundo".

Introducción:

Vers. 1-5. El discípulo muy naturalmente pregunta por las características, origen y significado de la enfermedad que afecta joven ciego de nacimiento. La creencia popular de aquel tiempo admitía dos explicaciones para situaciones como estas: 1) Esta persona habría cometido un pecado como causa de la enfermedad, o 2) sus padres habrían pecado y el niño sufriría las consecuencias. En resumen, el discípulo estaba preguntando por aquello que había ocurrido como para llegar a esta situación de enfermedad. La relación entre enfermedad y pecado estaba muy condicionada como explicación del origen de las epidemias. La respuesta de Jesús es muy clara: “Ni él ni sus padres han pecado, nació así para que se manifiesten en él las obras de Dios”. Dicho en otras palabras, nada de lo que hubiera podido ocurrir en el pasado, relacionado con la conducta moral o ética de esta persona o de sus padres, son explicaciones válidas de una enfermedad. No existe una explicación de este tipo para la enfermedad de una persona. Es exactamente la misma argumentación del Libro de Job en el Antiguo Testamento. Allí son los amigos de Job los que a lo largo de todo el libro buscan relacionar algún error, pecado o falta conocida o desconocida, como causal de las calamidades actuales de Job. La estructura de este pensamiento vigente en aquel entonces y, aún muy vivo en el pensamiento de muchas personas religiosas en nuestro tiempo, nos conduce a una extraña teología en la cual los sanos son bendecidos por Dios y esa salud física es expresión de un correcto comportamiento ético y moral. En cambio los enfermos serían signos visibles del rechazo divino a personas moralmente incorrectas. Esta teología es, por supuesto insostenible, desde una perspectiva evangélica. Jesús no busca este tipo de explicación. El origen de las enfermedades, lo sabemos hoy, son los microbios, los gérmenes, los bacilos, las bacterias, etc.

Indudablemente Dios puede utilizar el sufrimiento vivido por una persona para manifestar su poder y desde esa perspectiva adquiere una significación que no tenía antes y que tampoco la tiene fuera de este contexto. La acción de Dios frente a los enfermos y las enfermedades es de misericordia y nunca de juicio.

Preguntas para reflexionar :

1. ¿Qué tiene en común la situación del ciego con nuestra situación en la epidemia del SIDA ?

2. Si preguntamos por las causas de la enfermedad de una persona, ¿no estaremos ya buscando enjuiciar porque presuponemos que algo malo ocurrió en el plano moral o ético?

3. ¿Podemos decir categóricamente enfermedad es sinónimo de castigo divino y que el gozar de buena salud es signo claro de aprobación de Dios?.

4. ¿Podemos decir que todos los enfermos son pecadores y los sanos son justos y salvos?

· “...el sufrimiento, cuando se sabe que uno es hijo o hija de Dios, aparece a una luz nueva. El judaísmo antiguo es, en este punto, muy cruel. Cada sufrimiento es castigo por un determinado pecado particular. Tal es la firme convicción de la época (véase Juan 9 :2). Dios velaría porque la culpa y el castigo se rijan exactamente por el principio de “medida por medida”. Cuando se encuentra a un tullido, paralítico, ciego o leproso, es obligación piadosa murmurar : “¡Alabado sea el Juez fiel !” Cuando muere un niño pequeño, tiene que haber habido determinados pecados de los padres, pecados que Dilos ha castigado. Y, así, en el sufrimiento se ve el azote de Dios. Jesús rechaza enérgicamente que se hagan tales elucubraciones....El sufrimiento es, más bien, una llamada a la conversión : una llamada dirigida a todos. Mientras que los contemporáneos pregunta : “¿Por qué envía Dios el sufrimiento?”, los discípulos de Jesús deben preguntar : “Para qué envía Dios el sufrimiento? (Joachim Jeremias : “Teología del Nuevo Testamento” Vol. I pag. 216)

Vers. 6-7:
Después que dijo esto, escupió en la tierra, hizo barro con la saliva y lo puso sobre los ojos del ciego, diciéndole: "Ve a lavarte a la piscina de Siloé", que significa "Enviado". El ciego fue, se lavó y, al regresar, ya veía.

ver. 6 a 7 : El uso de la saliva como gesto de sanidad en la realización de un milagro, en el vocabulario simbólico del evangelista, nos lleva al contexto de una nueva creación. Es un gesto de un nuevo comienzo, de nueva vida y de una segunda oportunidad. En el libro del Génesis el gesto de creación es barro y soplo mientras que en Juan es barro formado con saliva. La curación obrada por Jesús es una recreación de la dignidad de la persona en su plenitud. El envío a la piscina de Siloé también lo podríamos interpretar como un signo que nos recuerda el bautismo que nos conduce al vocabulario de morir y renacer.

Preguntas para reflexionar :

· Frente a las etiquetas impuestas por la sociedad en la que vivimos, ¿podría la comunidad cristiana ser un santuario que protege la dignidad y la identidad de toda persona ?

Vers. 8-12: Los vecinos y los que antes lo habían visto mendigar, se preguntaban: "¿No es este el que se sentaba a pedir limosna?". Unos opinaban: "Es el mismo". "No, respondían otros, es uno que se le parece". El decía: "Soy realmente yo". î Ellos le dijeron: "¿Cómo se te han abierto los ojos?". El respondió: "Ese hombre que se llama Jesús hizo barro, lo puso sobre mis ojos y me dijo: 'Ve a lavarte a Siloé'. Yo fui, me lavé y vi". Ellos le preguntaron: "¿Dónde está?". El respondió: "No lo sé".

Vers. 8 a 12 : Cuando la persona ciega es restituida en su plenitud y en su dignidad, porque salud y dignidad iban juntas en el contexto de pensamiento judío de aquel tiempo, los vecinos reaccionaron extrañados y con una profunda ironía. Todo el diálogo revela esa sospecha e incredulidad. Los vecinos ponen en duda la nueva identidad de esta persona ciega, no pueden creer en la acción de Dios que devuelve al ciego a su lugar de dignidad en la sociedad y en la comunidad de fe. El núcleo de este relato está en la actitud de Jesucristo que nos enseña que el rigorismo está en contra de la voluntad de Dios.

Preguntas para reflexionar:

· Como comunidad cristiana, ¿puede nuestra presencia junto a las personas que viven con VIH-SIDA recrear la dignidad y defender el lugar que le pertenece por derecho evangélico en la comunidad humana?

Vers. 13-17:
El que había sido ciego fue llevado ante los fariseos. Era sábado cuando Jesús hizo barro y le abrió los ojos. Los fariseos, a su vez, le preguntaron cómo había llegado a ver. El les respondió: "Me puso barro sobre los ojos, me lavé y veo". Algunos fariseos decían: "Ese hombre no viene de Dios, porque no observa el sábado". Otros replicaban: "¿Cómo un pecador puede hacer semejantes signos?". Y se produjo una división entre ellos. Entonces dijeron nuevamente al ciego: "Y tú, ¿qué dices del que te abrió los ojos?". El hombre respondió: "Es un profeta".

Vers. 13-17: La defensa y justificación del ministerio con las personas que viven con el VIH-SIDA, actualmente no es necesaria hacerla frente los extraños a la fe cristiana sino con los miembros más cercanos de la comunidad de fe, de los amigos y de los familiares. Los más grandes cuestionamientos a esta acción de reconstrucción de lazos fraternos, de inclusividad, de anuncio de buenas nuevas se producen dentro del círculo más estrecho e íntimo de todos aquellos que se sienten llamados a esta acción pastoral.

Preguntas para reflexionar

· Debemos analizar si nuestra comunidad y nosotros mismos estamos dispuestos a desafiar el “sábado” (un erróneo uso de las Escrituras) para comprometernos en la promoción de los derechos humanos de las personas que viven con VIH-SIDA o en la construcción de una acción educativa que sea completa y científicamente fundada.

Vers. 18-23:
Sin embargo, los judíos no querían creer que ese hombre había sido ciego y que había llegado a ver, hasta que llamaron a sus padres y les preguntaron: "¿Es este el hijo de ustedes, el que dicen que nació ciego? ¿Cómo es que ahora ve?". Sus padres respondieron: "Sabemos que es nuestro hijo y que nació ciego, pero cómo es que ahora ve y quién le abrió los ojos, no lo sabemos. Pregúntenle a él: tiene edad para responder por su cuenta". Sus padres dijeron esto por temor a los judíos, que ya se habían puesto de acuerdo para excluir de la sinagoga al que reconociera a Jesús como Mesías. Por esta razón dijeron: "Tiene bastante edad, pregúntenle a él".

Vers. 18-23: Muchas familias, por temor a ser aisladas y estigmatizadas ellas mismas, también abandonan a sus hijos o hijas cuando más les necesitan en medio de la epidemia de VIH-SIDA. Muchas veces los líderes religiosos sinceros, pero con una equivocada metodología bíblica, son los más duros en emitir juicios y condenas. El uso con fines discriminatorios que se quiere hacer de los resultados de los análisis de sangre que detectan la presencia del virus del VIH es francamente ilegal e inmoral. Una de las condiciones para se excluido de la sinagoga era el reconocer a Jesús como Mesías y Señor. Este era el credo de la iglesia apostólica.

Preguntas para reflexionar:

· ¿No sería suficiente para reconocer a una persona como miembro del Cuerpo de Cristo el que proclame que Jesús es Mesías y Señor?

· En este preguntar la misma persona sobre lo sucedido, no nos llevaría a pensar en la necesidad de que la comunidad cristiana se transforme en abogada de la confidencialidad del diagnóstico teniendo en cuenta las graves consecuencias que pueden aparecer en el nivel de trabajo, familia, escuela.

Vers. 24-34:
Los judíos llamaron por segunda vez al que había sido ciego y le dijeron: "Glorifica a Dios. Nosotros sabemos que ese hombre es un pecador". "Yo no sé si es un pecador, respondió; lo que sé es que antes yo era ciego y ahora veo". Ellos le preguntaron: "¿Qué te ha hecho? ¿Cómo te abrió los ojos?". El les respondió: "Ya se lo dije y ustedes no me han escuchado. ¿Por qué quieren oírlo de nuevo? ¿También ustedes quieren hacerse discípulos suyos?". Ellos lo injuriaron y le dijeron: "¡Tú serás discípulo de ese hombre; nosotros somos discípulos de Moisés! Sabemos que Dios habló a Moisés, pero no sabemos de donde es este". El hombre les respondió: "Esto es lo asombroso: que ustedes no sepan de dónde es, a pesar de que me ha abierto los ojos. Sabemos que Dios no escucha a los pecadores, pero sí al que lo honra y cumple su voluntad. Nunca se oyó decir que alguien haya abierto los ojos a un ciego de nacimiento. Si este hombre no viniera de Dios, no podría hacer nada". Ellos le respondieron: "Tú naciste lleno de pecado, y ¿quieres darnos lecciones?". Y lo echaron.

Vers. 24-34: Nos enfrentamos a dos posiciones encontradas: por un lado están ubicados los fariseos que con las Escrituras en las manos, han podido demostrar que Jesús quebrantó la legislación y la tradición con relación al sábado y en consecuencia es evidentemente un pecador. El “ciego” de nacimiento afirma que Jesús lo ha curado, es decir, le ha quitado estigma de su vida lo que le permite reincorporarse a la sociedad civil y religiosa. Desde esta reconstrucción de su lugar de dignidad en la comunidad confiesa que Jesús es un profeta. Esta confesión es causa de excomunión. Aquello que los padres del ciego temían confesar, el hijo tiene la valentía de hacerlo sin importarle las consecuencias. Aquellos que eran considerados sabios en esta historia, muestran que en realidad son los verdaderos ciegos de la historia. Sus equivocados conocimientos teológicos y el mal luso de las Escrituras les han impedido comprender la realidad. El ciego puede hablar y dialogar en este relato. La voz del excluido y del marginado es escuchada como metodología para construir una pastoral.

Preguntas para reflexionar:

· Cuando se desea construir una acción educativa de prevención, o una acción pastoral: ¿con quién debemos dialogar?

· Al ser expulsado el ciego de la sinagoga: ¿de qué lado se ubico Jesús?.

Vers. 35-38
Jesús se enteró de que lo habían echado y, al encontrarlo, le preguntó: "¿Crees en el Hijo del hombre?". El respondió: "¿Quién es, Señor, para que crea en él?". Jesús le dijo: "Tú lo has visto: es el que te está hablando". Entonces él exclamó: "Creo, Señor", y se postró ante él.

Vers. 35-38: Al enterarse Jesús de que el ciego al cual había curado fue expulsado de la sinagoga, se acerca y le hace una pregunta muy simple pero profunda: “Crees en el Hijo del Hombre”. Este es el único requisito de inclusión en la comunidad cristiana. Esta pregunta suena también como una cálida invitación. En el lenguaje del evangelista Juan el título “Hijo del Hombre” puede significar el modelo arquetípico al cual es llamado todo ser humano, es el proyecto del ser humano nuevo que se relaciona armónicamente con Dios, con sus semejantes y con la creación. En realidad Jesús le está preguntando si cree en ese proyecto de vida que ha venido a revelar y mostrar que es posible vivirlo ahora y aquí. El verdadero milagro no está ubicado en la curación de la vista sino en la curación de la mente y del corazón. El milagro es la confesión del ciego que hace suyo el proyecto de Dios.

Preguntas para reflexionar:

· ¿Qué pre-requisito impuso Jesús al ciego para curarlo?

· ¿Qué consecuencias prácticas tiene en la vida del ciego el desafío religioso e institucional de Jesús?

· ¿Qué significa esta acción en una tarea educativa y pastoral hoy en la iglesia?

Vers. 39-41:
Después Jesús agregó: "He venido a este mundo para un juicio: Para que vean los que no ven y queden ciegos los que ven". Los fariseos que estaban con él oyeron esto y le dijeron: "¿Acaso también nosotros somos ciegos?". Jesús les respondió: "Si ustedes fueran ciegos, no tendrían pecado, pero como dicen: 'Vemos', su pecado permanece".

Vers. 39-41: Jesús vino al mundo para revelar la voluntad de Dios. El ver del mundo es diferente del ver de Cristo. La mirada de Dios no es exactamente igual a la mirada de los seres humanos. Los que ven según las reglas del mundo son muchas veces ciegos desde la perspectiva del Reino. La acción pastoral de Jesús pone al descubierto esta situación. La epidemia del VIH-SIDA esta produciendo un efecto revelador de situaciones de exclusión, de ceguera, tanto en la sociedad como en las iglesias cristianas. Muchos que se creían excluidos de la comunión que Dios está construyendo con los seres humanos en la historia, descubren que son el objeto del amor de Dios. También está poniendo bajo la luz del evangelio las actitudes de exclusión y falta de comunión de muchas personas sinceramente religiosas pero equivocadas. A la luz de esta epidemia estamos descubriendo la mezquindad de nuestro amor, lo poco inclusiva que son nuestras comunidades, lo ilusorio de nuestra comunión y los infinitos temores y prejuicios que aún debemos enfrentar.

Preguntas para reflexionar:

· ¿Podemos intentar una respuesta a la primera pregunta de los discípulos al comienzo del relato?

· ¿Podemos intentar aplicar este pasaje a la realidad revelada por la epidemia del VIH-SIDA?

Pastor Lisandro Orlov
Agosto de 1999

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